Es cuando el contenido ácido del estómago se devuelve al tubo que comunica la boca con el estómago (llamado esófago). Su síntoma clásico es lo que llamamos “agruras” (conocido por los médicos como pirosis).
¿Qué molestias ocasiona?
Como mencionamos lo característico son las agruras que podría mencionarse como una quemazón en el pecho. Podría experimentarse una sensación quemante en la garganta o un sabor amargo en la boca. Otros pacientes refieren dolor en el estómago (generalmente en “la boca del estómago”), dificultad para tragar, voz ronca, asma o tos sin explicación.
¿Por qué ocurre el reflujo?
En la parte inferior del esófago hay un músculo (llamado esfínter esofágico inferior) que se mantiene cerrado a lo largo del día para evitar que el contenido del estómago se devuelva al esófago. Dicho músculo solo se debe de abrir al tragar los alimentos para que estos pasen al estómago y luego debe de cerrarse nuevamente. Los pacientes con reflujo gastroesofágico experimentan relajaciones de ese esfínter que no están asociadas a la ingesta de alimentos. Durante esas relajaciones, el músculo se abre y el ácido del estómago se devuelve al esófago.
Algunos pacientes tienen un vaciamiento gástrico muy lento, la presencia de contenido gástrico por mayor tiempo en el estómago favorece que haya mayor reflujo gastroesofágico en esos pacientes.
Algunas personas además tienen hernia hiatal, esta es una condición que favorece el reflujo gastroesofágico. Una hernia es cuando un órgano del cuerpo está en un sitio en el que no debería estar. En este caso, el estómago sube al tórax (pecho), en el tórax la presión es mayor, entonces el ácido contenido en esa porción del estómago tiende a devolverse con mayor facilidad hacia el esófago. Hay personas que tienen hernia hiatal y no experimentan síntomas de reflujo, por otra parte hay otros pacientes que tienen reflujo sin tener hernia hiatal. De hecho, la mayoría de pacientes con reflujo gastroesofágico, no presentan hernia hiatal.
Hay comidas que disminuyen la presión del esfínter o enlentecen el vaciamiento gástrico, facilitando el reflujo. Podemos citar el café, las comidas grasosas, el chocolate, el alcohol (sobre todo el vino y la cerveza) y el cigarro.
Los síntomas como la tos, la ronquera y el asma tienen que ver con que el ácido del estómago se devuelve al esófago y del esófago pasa a la vía aérea irritando las cuerdas vocales (causando ronquera) y estimulando los pulmones (causando asma o tos).
¿Cómo se diagnostica?
En el reflujo lo más importante es los síntomas que refiere el paciente. El médico los debe interpretar y de acuerdo a ellos definirá si es necesario realizar algunos exámenes.
El examen más comúnmente requerido es la esofagogastroduodenoscopia (gastroscopia o endoscopia alta) que como su nombre largo indica, visualiza el esófago. Este examen se hace en búsqueda de erosiones o hernia hiatal. La presencia de erosiones (raspones) en el esófago confirma el diagnóstico. Es muy importante aclarar, que si la gastroscopia sale normal, esto no descarta el diagnóstico del reflujo gastroesofágico. De hecho la mayoría de los pacientes con reflujo tienen una endoscopia normal. La importancia de este examen radica en el descartar enfermedades de mayor riesgo como un cáncer o una úlcera en el estómago. La gastroscopia también detecta complicaciones del reflujo como la estrechez del esófago o el esófago de Barrett. Debemos recordar que Costa Rica es uno de los países con mayor incidencia de cáncer gástrico en el mundo y que el cáncer da muy pocos síntomas. Por ende, es altamente recomendable que todas las personas que padecen del reflujo de forma crónica, se realicen una endoscopia con cierta regularidad.
En raras ocasiones son necesarios estudios más complejos como una medición de la acidez del esófago durante 24 horas, o una medición de la movilidad del esófago, o radiografías con contraste del esófago. Su médico debe definir la necesidad de estos estudios.
¿Cuáles son las complicaciones?
El reflujo se caracteriza por ser una enfermedad de largo plazo (crónica). A lo largo de los años el esófago puede cambiar su tejido por un tejido más similar al tejido del intestino, ese proceso se llama esófago de Barrett. El esófago de Barrett aumenta el riesgo de cáncer de esófago, pero ese riesgo es importante solo si además de esófago de Barrett, existe también displasia. Afortunadamente, la presencia de displasia en el esófago de Barrett es menos frecuente.
Podría ocurrir también que haya una estrechez del esófago causada por el reflujo. Esta condición causaría dificultad para tragar. Debido a que los tratamientos actuales para el reflujo son muy efectivos, esta situación es bastante rara hoy en día.
¿Cuál es el tratamiento?
Existen medidas de cambio de forma de vida que son beneficiosas en el reflujo. Se debe bajar de peso (si hay obesidad), evitar acostarse luego de comer, seguir una dieta adecuada y se puede elevar la cabecera de la cama.
El tratamiento del reflujo suele ser a largo plazo, debido a que es una enfermedad recurrente. Sin embargo, un buen número de pacientes presentan solo crisis ocasionales y pueden utilizar el tratamiento de forma intermitente.
El tratamiento de elección para el reflujo gastroesofágico son los inhibidores de la bomba de protones. Estos medicamentos bloquean la secreción de ácido en el estómago y de esa forma mejoran mucho los síntomas de los pacientes. Estos medicamentos son el omeprazol, lansoprazol, pantoprazol, rabeprazol, esomeprazol y dexlansoprazol. Todos se consideran seguros a largo plazo aun en pacientes que tienen otras enfermedades concomitantes o en adultos mayores. Usualmente se administran antes del desayuno y si se ocupa una segunda dosis, se administra antes de la cena. Por su mecanismo de acción si se toma a la hora de acostarse en lugar de antes de cenar, va a ser menos efectivo.
Otros medicamentos para el ácido como la cimetidina, ranitidina o famotidina, tienen efectividad en el reflujo gastroesofágico pero su utilidad es mucho más limitada. Tienen la ventaja de ser de menor precio. La dosis de estos es por la noche.
Los antiácidos como el Hidroxal, la Sal de Andrews, el Alka Gastric, el Malox, el Aci Tip dan un alivio sintomático a corto plazo, pero no son efectivos por si solos, deben de acompañares de los medicamentos antes mencionados.
En casos que no responden el médico puede optar por medicamentos que mejoran el vaciamiento del estómago llamados procinéticos.
También existe el tratamiento quirúrgico del reflujo (cirugía anti reflujo) la cual es efectiva pero no es más efectiva que el tratamiento médico. Se debe tomar en cuenta que toda cirugía conlleva riesgos y muchos médicos se inclinan por evitar esta cirugía y usar el tratamiento médico (pastillas).